Consejos para escribir ficción, en boca de los propios autores
Elmore Leonard escribió en 2001 sus Diez reglas de escritura, que resumió en una: “Si suena a escrito, escríbelo de nuevo2. El Guardian ha pedido a una treintena de escritores (no sólo novelistas, sino también autores de obras de teatro, guionistas y poetas), desde Annie Proulx a Richard Ford, pasando por Margaret Atwood, consejos a la hora de escribir ficción. Aunque hay una insistencia en el trabajo y la brevedad, algunos de los consejos son llamativos y, muchas veces los autores se contradicen unos a otros. El original completo se puede consultar en la web de The Guardian, aquí y aquí.
Elmore Leonard: Intenta evitar las partes que los lectores tienden a saltarse. Piensa que qué te saltas cuando lees una novela: gruesos párrafos de prosa que ya ves que tienen demasiadas palabras.
Diana Athill: Corta (tal vez debería decir CORTA): sólo cuando cuando no hay palabras superfluas cada palabra esencial tiene importancia.
Margaret Atwood: No te sientes en medio del bosque. Si te pierdes en la trama o te bloqueas, vuelve hacia atrás hasta donde te equivocaste. Entonces, toma otro camino. O cambia la persona. Cambia el tiempo. Cambia la primera página.
Roddy Doyle: No pongas en tu escritorio una fotografía de tu autor favorito, especialmente si es uno de los escritores famosos que se han suicidado.
Helen Dunmore: Aprende poemas de memoria.
Geoff Dyer: Escribe todos los días. Convierte en un hábito el poner tus observaciones en palabras y gradualmente se transformará en algo instintivo. Ésta es la regla más importante y, por supuesto, no la sigo.
Anne Enright: Los primeros doce años son los peores.
Richard Ford: No tengas hijos.
Jonathan Franzen: La ficción que no es una aventura personal del autor dentro de lo aterrador y lo desconocido, no merece ser escrita, más que por dinero.
Esther Freud: Quita las metáforas y los símiles. En mi primer libro me prometí que no usaría ninguno y caí durante una puesta de sol en el capítulo 11. Todavía me ruborizo cuando lo leo.
Neil Gaiman: Escribe.
David Hare: Nunca aceptes consejos de alguien que no se juege algo en el resultado.
PD James: Lee mucho y con criterio. Escribir mal es contagioso.
AL Kennedy: Defende tu trabajo. Organizaciones, instituciones y personas pensarán a menudo que conocer mejor tu trabajo (especialmente si te pagan). Si crees de verdad que sus decisiones dañarán tu trabajo, vete. Huye. El dinero no tiene tanta importancia.
Hilary Mantel: Si tienes una buena idea para una historia, no asumas que debe ser una narración en prosa. Puede ser una obra de teatro, un guión de cine o un poema. Sé flexible.
Michael Moorcock: Encuentra un autor al que admires (el mío era Conrad) y copia sus tramas y personajes para contar tu propia historia, del mismo modo que se aprende a dibujar y pintar copiando a los grandes maestros.
Michael Morpurgo: Ted Hughes me dio este consejo y funciona de miedo: registra los momentos, las impresiones fugaces, diálogos que escuchas, tus propias tristezas y desconciertos y alegrías.
Andrew Motion: Piensa con tus sentidos tanto como con tu mente.
Joyce Carol Oates: Recuerda a Oscar Wilde: “Un poco de sinceridad es peligrosa, mucha es fatal”.
Annie Proulx: Escribe lentamente, a mano y sólo sobre cosas que te interesan.
Ian Rankin: No abandones.
Will Self: Deja de leer ficción. Son todo mentiras y no tiene nada que decirte que ya no sepas (asumindo, claro, que hayas leído mucha ficción en el pasado; si no lo has hecho, no hay nada que hacer con lo de que seas un escritor de ficción).
Zadie Smith: Trabaja en un ordenador sin conexión a Internet.
Colm Tóibín: Termina todo lo que empieces.
Rose Tremain: Aprende del cine. Sé ahorrativo con las descripciones. Crea un detalle revelador de uno muerto. Escribe diálogos que la gente diría en la realidad.
Sarah Water: Escribirr ficción no es “autoexpresión” o “terapia”. Las novelas son para los lectores y escribirlas es la construcción de efectos artesanal, paciente y generosa. Pienso en mis novelas en lago como una atracción en un parque: mi trabajo es atar al lector a su coche al comienzo del primer capítulo, y después arrastrarlo y agitarlo a través de escenas y sorpresas, sobre un camino cuidadosamente trazado y a un ritmo diseñado de forma metódica.
Jeannette Winterson: Sé sincero contigo mismo. Si no eres bueno, acéptalo. Si tu trabajo no es bueno, acéptalo.