Un buen día para ser inglés, un buen día para ser francés
Siempre he dicho que me gustaría ser inglés para poder cantar a voz en grito el Jerusalem de William Blake y Hubert Parry en la última noche de los Proms. Es un himno emocionante (que en ocasiones ha opositado a convertirse en el himno nacional inglés) en cuyo texto aparece la expresión «carro de fuego» que dio título a la película.
Hoy, martes y 13, era un buen día para ser francés, sobre todo para ser diputado de la Asamblea Nacional. Conforme avanzaba el minuto de silencio por las víctimas de los atentados yihadistas de París de la semana pasada, uno de los parlamentarios ha comenzado a entonar La marsellesa, terrible y hermosa, y el resto, después de unos primeros instantes de desconcierto, le han seguido.
Un momento que tiene el eco de la escena de Casablanca en la que los parroquianos de Rick responden con el himno nacional francés a Die Wacht am Rhein, una canción alemana antifrancesa.