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Leído: ‘To Hell and Back’, Europa en el siglo XX vista por Kershaw

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Restos humanos en los hornos de un campo de concentración cerca de Weimar. National Archives.

41hSlllDPhL._SX325_BO1,204,203,200_En otra entrada he comentado La destrucción de la cristiandad, uno de los volúmenes de la historia de Europa de Penguin, que la editorial británica va publicando conforme los entregan los autores y que no han encontrado un editor único en España. En el Reino Unido se ha editado recientemente To Hell and Back: Europe 1914-1949, el primero de los dos volúmenes que Ian Kershaw, el autor de una monumental biografía de Hitler, dedicará a la historia europea del siglo XX y que constituye un resumen ejemplar del periodo que lleva desde la Primera Guerra Mundial al final de la Segunda.

[Actualización del 23 de abril: Editorial Crítica acaba de publicar este libro, en traducción de Joan Rabasseda y Teófilo de Lozoya, bajo el título Descenso a los infiernos]

Kershaw y los editores parecen adherirse, no ya a la teoría de Hobsbawm de que el XX fue un siglo corto que va desde el asesinato de Sarajevo a la caída del muro de Berlín, sino a la de Lukacs de que fue aún más breve, y que todo lo determinante ocurrió entre las dos guerras mundiales.

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Ian Kershaw. Autor: Amrei-Marie/Wikimedia Commons

En sus algo más de 500 páginas (sin notas, como es la costumbre de la serie, pero con una amplia reseña bibliográfica) repasa no sólo los acontecimientos militares que marcan el periodo (y que resume notablemente), sino también la evolución económica de unos años marcados por los conflictos y la Gran Depresión, así como el ambiente cultural que se vivió entonces.

La confrontación entre democracias, regímenes autoritarios y movimientos comunistas en este tiempo es uno de los núcleos del análisis que hace Kershaw de este periodo, y posiblemente el más interesante. Como recuerda, antes de la Primera Guerra Mundial

los trabajadores de buena parte de Europa central, occidental y del norte eran pobres, pero menos rotundamente empobrecidos y menos militaristas de lo que habían sido en tiempos anteriores. Tenían más que perder que sus cadenas. Y respaldaban mayoritariamente a sus líderes reformistas.

La Primera Guerra Mundial cambió eso. El impacto económico fue terrible y la situación de los trabajadores no mejoró. En algunos países, como en el Reino Unido, hubo un sentimiento de traición (lo cuenta muy bien David Reynolds en The Long Shadow) que, sin embargo, no cuajó en una mayor fuerza de los movimientos fascistas o comunistas, que culminan en lo que él denomina las «dictaduras dinámicas» de Alemania, Italia y la Unión Soviética. Pero, en general,

lo asombroso no es que hubiera disturbios políticos generalizados en la Europa de la posguerra, sino que los levantamientos revolucionarios no fueran más amplios.

El historiador inglés dedica buena parte del libro a analizar el surgimiento del fascismo en Italia y del nazismo en Alemania, y por qué estos movimientos (que, como recuerda, no estaban anclados en el pasado, sino en un «futuro utópico») triunfaron en unos países y no en otros.

Donde un estado democrático mantuvo una amplia fidelidad de las élites dominantes y de la mayoría de la población, como fue el caso de la Europa noroccidental, o donde las élites autoritarias podían controlar de forma rigurosa un sistema estatal que operaba en su propio interés, limitando las libertades civiles y la libertad de organización, como en buena parte de la Europa del este y del sur, los movimientos fascistas no tuvieron fuerza suficiente para alcanzar el poder.

Es probablemente en estas reflexiones sobre la evolución política en los países que protagonizaron la primera mitad del siglo (aunque sin olvidar algunos secundarios) donde Kershaw ofrece puntos de vista más interesantes a la hora de diseccionar los pasos previos que condujeron a la Segunda Guerra Mundial.

Además de en los grandes acontecimientos, Kershaw fija su mirada en los testimonios de los protagonistas del periodo.

He estado deseoso de aportar experiencias personales de contemporáneos para dar una muestra de cómo era vivir en esta época, tan cercana en el tiempo y, a pesar de eso, tan diferente en su naturaleza a la Europa de hoy.

El título del libro (que en español podría traducirse como Ida y vuelta al infierno) es el que llevan las memoria de Audie Murphy, uno de los soldados estadounidenses más condecorados de la Segunda Guerra Mundial, quien se interpretó a sí mismo la versión cinematográfica, de 1955, estrenada en España como Regreso del infierno.

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